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junio 2023
Relatos

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La Comunidad

Vivo en un edificio, donde, como en casi todos, hay una Comunidad, integrada por todos los vecinos, con su presidente, secretario, y demás cargos que administran nuestras ausentes voluntades. No sé en qué momento dejamos de entendernos, ni cuando se convirtió en “ley”, el tener que pagar a un señor, para que ponga “orden”, dónde antes había una convivencia pacífica, esa de dar los buenos días, la de: ¿Me prestas un limón? ¿Cómo está tu familia? En definitiva, convivíamos, sin más... Ahora básicamente, pagamos para que nos organicen, tremendas discusiones, sobre cosas triviales, absurdas, de las que antes desconocíamos su existencia. El título de “el promotor de los pleitos comunitarios” es: Administrador de Fincas. Además disponemos de una “Maruja”, una “corre, ve y dile” o alcahueta, este ultimo oficio, dependiendo de si se extralimita en sus “funciones”... Un señor de “buen gusto”, que se ocupa de hacer el árbol de Navidad, decorar el hall del edificio, con plantas de plástico, también son obra suya los lazos y las bolas de cristal que cuelgan de nuestras puertas en Navidad. Otro de sus méritos, es informar al Presidente de cuándo cree haber visto alguna cucaracha, así que antes de que se vuelva un aluvión de quejas, el Presidente, se apresura a llamar a la empresa de fumigación. El es mi “aliado” para mí “cuota” de pleitos vecinales, que va contra los domingos de fútbol, agravada en los días interminables del Mundial de fútbol, o de la Copa África, que despiertan todo su entusiasmo... y es que en nuestra Comunidad, también tenemos nuestros hooligans; estos son tan fanáticos, que en sus temporadas “futboleras”, solo se les ve salir de la casa para tirar grandes bolsas de basura llenas de latas de cerveza y botellas de todo tipo de bebidas, además de abrir la puerta al mensajero de las comidas preparadas... Luego, tenemos a Maruquita, ella va a misa todos los días, además de “invitarnos” para rezar el Rosario, en su casa, para ello se va al portero automático de la calle y nos recuerda, que son las siete... Don Juan, hace honor a su nombre, setenta y tantos años muy bien llevados, alto, delgado y elegante, a veces con corbata, otras con pajarita. Para todas, tiene un piropo, que curiosamente, nunca se repite, usa un perfume italiano, de esos que nunca se olvidan... Hace años que no vuelve acompañado a casa... nuestro Don Juan, nos enamora a todas... Pues todos estos entrañables vecinos y algunos más, estamos ya acomodados, en el hall del edificio, para la Junta General Extraordinaria. El Administrador, ha complicado tanto la redacción del Orden del Día, que genera la primera discusión, que se salda, con el abandono del Secretario y sus “acólitos”, las actas, sin firmar, quedan en manos de otro vecino que apenas sabe español, eso sí, le parecen muy divertidas estas reuniones... llegó tarde, pero es que está muy ocupado en tomar sol, beber vino tinto y después de “tapear” y es que como nos lo ha explicado, con sus peculiares frases, siempre en infinitivo, para eso vino a España... pero como la reunión se alarga, termina marchándose, lo que aprovechan otros tantos vecinos, para hacer lo propio. Ya solo quedan el Presidente y el Administrador que se han enzarzado en otra discusión, sobre sus respectivas competencias, parece interminable...

 

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