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Leyendas

"La princesa Ico"

Hace muchos, muchos años, allá por el siglo XIV, Zonzamas reinaba en Lanzarote. Llegó a la isla Martín Ruiz de Avendaño a mandos de una nave española que, en un principio, no fue bien recibida por los isleños. Sin embargo, Ruiz de Avendaño desembarcó en son de paz y tanto él como sus tripulantes hicieron entrega de ofrendas y regalos para poder cambiar la situación. Tras aceptar este gesto de buena voluntad, Zonzamas le ofreció que descansara en su hogar de Acatife. Así fue. Ruiz de Avendaño pasó unos días con el rey, la reina Fayna y sus dos hijos. Después, una vez recuperado, partió camino de la península.

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El nacimiento de Ico Nueve meses después nació Ico: una hermosa niña de piel blanca y cabellos rubios. No tardaron en llegar las habladurías debido a su aspecto, muy diferente al de sus hermanos y sus padres, lo que hizo cuestionar su origen. El tiempo pasó y mientras Ico crecía fuerte y sana, los reyes murieron. Los Guaires decidieron proclamar rey a su hermano Timanfaya, que tomó el mando ante el fallecimiento de sus padres. Arrancó una nueva época, cayeron las hojas del calendario y Guanareme se enamoró de la bella Ico, con quien acabó casándose. Tiempo después, naves vizcaínas y sevillanas llegaron a las costas de Lanzarote en busca de esclavos y los isleños se prepararon para hacerse fuertes en la defensa. Muchos isleños murieron en la lucha, mientras que otros fueron apresados y encadenados para poder venderlos como esclavos en la península. Por desgracia, uno de ellos fue el rey Timanfaya. Desaparecido de la isla, los Guaires se reunieron para buscar un nuevo monarca que debía de ser Guanareme, esposo y hermano de Ico. Sin embargo, proclamarlo rey suponía convertir a Ico en reina, cosa que no concebían debido a las dudas respecto a la pureza de su sangre y su verdadero origen. .

Solo se les ocurrió una solución, someter a Ico a la llamada prueba de humo. La encerrarían en una cueva junto a mujeres plebeyas, llenarían el espacio de humo y si Ico lograba sobrevivir era porque su sangre era de la realeza. La noche antes de la prueba definitiva, Uga, la niñera de Ico, fue a verla para animarla. Cuando se quedaron a solas le dio una esponja a la princesa y le dijo que, cuando entrara en la cueva, empapara la esponja y se la metiera en la boca. Esa sería la clave para sobrevivir. No se equivocó. Cuando abrieron la cueva encontraron a las plebeyas muertas y a Ico con vida. Jamás se volvió a dudar de la reina Ico.

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